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Oscar “Palito” Rosales: el fútbol, la vida y la bohemia de Resistencia

A los 80 años, el histórico jugador y técnico de Chaco For Ever sigue caminando las calles de su ciudad con la misma pasión de siempre. Amigo, contador de anécdotas, amante del tango y del bar Cabeza, “Palito” es parte viva de la historia futbolera y humana del Chaco.

 

Por Luis Darío Molodezky

Hay personajes que no necesitan presentación. Su sola presencia despierta afecto, respeto y memoria. Oscar de JesúsRosales, alias “Palito”,  es uno de ellos. Futbolista de los viejos tiempos, técnico querido y referente de una generación que vivió el fútbol como una forma de vida, hoy a sus 80 años (nació en Corrientes el 15-10-1945),  sigue siendo ese tipo sencillo, de charla larga, mirada noble y sonrisa cómplice, que se cruza en cualquier esquina de Resistencia para hablar de lo que más sabe: de fútbol y de la vida.

“Jugábamos en los campeonatos de barrio, que eran verdaderos duelos futbolísticos. Villa Centenario, Villa del Parque, El Dorado, Palermo… todos tenían su equipo, su orgullo. Los fines de semana eran fiesta, competencia y amistad”, recuerda con la nostalgia de quien guarda en la memoria los mejores años del fútbol popular.

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La amistad, los compañeros, el tango: Ñeco Murguía, ]B]ubby Paganno y Raúl Cendra con Palito.

De Central Norte al sueño de For Ever

Palito dio sus primeros pasos en Central Norte, el club de su infancia, antes de llegar —junto a su amigo Carlos Acosta— a Chaco For Ever, llevado por don Lorenzo Valussi, aquel buscador de talentos que marcó a muchos pibes de su época.
“Nos llevó porque nos veía condiciones… conmigo se equivocó un poco —bromea—, pero ahí empezó todo. Llegamos a un plantel impresionante, el del primer Nacional. Era muy difícil jugar, los titulares eran inamovibles, pero estar ahí ya era un privilegio.”

Integró aquel mítico equipo con nombres como Villanueva, Marula Ferrari, Santiago Fernández, el cabezón Arce, Picziszek, Rotger, Ñoño Silva y Pito Oliveira. “Tuve la fortuna de compartir vestuario con esa gente. Me enriquecieron como jugador y como persona. Eran tiempos de respeto, de vestuarios con olor a linimento y amistad.”

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Una historia de juego y de técnicops. Aquó con López y Alfaro

El técnico que todos querían tener

Cuando colgó los botines, el fútbol no lo soltó. Se sumó al cuerpo técnico de Roberto Cassiet en For Ever, trabajó en las divisiones formativas y luego fue ayudante de campo de Rodolfo Motta en la Primera División.
Más tarde asumió como entrenador principal del equipo, y volvió en distintas etapas: en el Nacional B de 1994 junto a Carlos Ebel, y en los torneos Argentinos de comienzos de los 2000.
Pero su sello más recordado fue como técnico de Villa Alvear, cuando en 1985 condujo al “Funebrero” al título del Selectivo de la Liga Chaqueña, venciendo nada menos que a For Ever en la final por 2 a 1.

Era un técnico cercano, de palabra justa, más formador que estratega. “Palito era un líder de grupo, un tipo al que el equipo seguía”, recuerdan muchos de sus jugadores. “No hacía falta levantar la voz, te convencía con la mirada y el ejemplo.”

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Como técnico de For Ever conversando con Santiago Alvarenga

El amigo, el cantor, el hombre de la noche chaqueña

Fuera de las canchas, Rosales es pura bohemia. Guitarra, café, charla y tango.
“Siempre me gustó la música. De joven me metí en el rock, después en el folclore, y hoy soy casi tanguero”, dice con humor. No es raro verlo en alguna peña o en el bar Cabeza, sobre la avenida San Martín, cantando o charlando con los amigos de siempre.
“Nos juntamos con los muchachos del fútbol, los de los setenta y ochenta. Esas charlas son terapias, hablamos de todo, nos reímos, recordamos. Nos mantiene vivos.”

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Oscar Rosales y su sonrisa. Es llevado a caballito por Carlos Sandoval

 

Oscar “Palito” Rosales: un forevista de alma

Oscar “Palito” Rosales forma parte de esa galería de hombres que hicieron historia en Chaco For Ever. Su nombre está ligado al club desde joven, primero como jugador y más tarde como técnico, dejando en cada etapa una huella marcada por la pasión, el respeto y la identidad forevista.

Desde sus inicios en Central Norte, Rosales mostró condiciones que lo llevaron, a los 17 años, a vestir por primera vez la camiseta de For Ever, junto a su amigo Carlos Acosta. Le tocó ser parte de un plantel histórico, aquel primer equipo que llevó al club chaqueño a la escena nacional. “Era dificilísimo entrar como titular —recordaba—, porque los titulares eran inamovibles y no existían los cambios. Pero formar parte de ese grupo ya era un prestigio enorme”.

Defensor fuerte, rápido y de gran despliegue, “Palito” integró planteles que marcaron una época. En el club compartió cancha con figuras como Picziszek, Santiago Fernández, Arce o Rotger, jugadores que, según él, “eran cracks de verdad”. En 1968, con la renovación del plantel, continuó su carrera en Resistencia Central, Regional y Alvear, pero su corazón siguió latiendo en blanco y negro.

El técnico que mantuvo la esencia

Su segunda vida en el fútbol comenzó al costado del campo. De la mano de Roberto Cassiet, Rosales inició su recorrido como entrenador en las divisiones formativas de For Ever. Luego integró el cuerpo técnico de Rodolfo Motta en el Nacional B, y más tarde asumió la conducción del primer equipo. “Me tocó dirigir cinco partidos en la A —recordaba—, pero me alejé cuando intentaron imponer cosas que no habíamos acordado”.

Años después volvió para dirigir en el Nacional B junto a Carlos Ebel, y más tarde, en 2002, retornó en los torneos del Interior. A lo largo de todas sus etapas, su visión fue clara: “For Ever tiene que volver a apostar a las inferiores, como cuando estaban los hermanos Oliveira, Pavón o Juárez. Ellos fueron grandes maestros”.

Una vida ligada al fútbol y a la amistad

Fuera de la cancha, “Palito” mantuvo siempre su espíritu bohemio. Quienes lo conocen saben de sus noches de tango y de charla interminable en algún bar de la avenida San Martín. Amigo leal, nostálgico del fútbol de los viejos tiempos, y agradecido de la vida por todo lo que le dio el club.
“Soy más de For Ever, sin dudas. Ahí viví mis mejores momentos y la gente me conoce por eso. Agradezco haber vestido esta camiseta”, decía con orgullo.

En 1985, Palito Rosales condujo a Villa Alvear al título del torneo Selectivo de la Liga Chaqueña, al vencer justamente a For Ever por 2 a 1. Aquella campaña lo consolidó como un entrenador respetado, con un estilo sencillo y cercano al jugador.

Legado

Oscar “Palito” Rosales representa una época del fútbol chaqueño en la que la pasión, la humildad y el sentido de pertenencia eran el motor de todo. Jugador, técnico, amigo y bohemio, su nombre sigue ligado a For Ever, el club que marcó su historia y al que le dio buena parte de su vida.

 Ficha de vida y trayectoria

Nombre completo: Oscar Rosales
Apodo: “Palito”
Nacimiento: 1946, Resistencia, Chaco
Posición: Defensor central
Clubes como jugador: Central Norte (Resistencia), Chaco For Ever
Equipos dirigidos:

  • Chaco For Ever (ayudante de Cassiet y Motta, DT principal en varias etapas)
  • Villa Alvear (campeón del Selectivo 1985)
  • Regional, Don Orione, Bancarios y clubes de la Liga Chaqueña
  • Técnico de selecciones juveniles chaqueñas

Otras pasiones: el tango, la guitarra, las tertulias en el bar Cabeza y las largas charlas con amigos del fútbol.

Frase que lo define:

“Uno no deja de ser futbolista: solo cambia de lugar en la cancha. La vida sigue siendo el mismo partido.”

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